Madrid, 16 de marzo de 2013 – Una medalla puede cambiar la vida de un deportista y, más, a las puertas de una temporada olímpica y esto lo sabe muy bien Javier Fernández, que corría de alegría al saberse medalla de bronce.
Nada más terminar su libre, tened en cuenta que todavía restaban nueve patinadores por salir y no era seguro que pudiera remontar tanto, se mostraba un tanto alicaído en zona mixta. “Mi programa ha tenido un poco de todo, saltos buenos y malos. En general, estoy contento con la temporada porque he conseguido muchas medallas, pero soy consciente de que debo seguir trabajando para mejorar y para evitar esos pequeños errores que he tenido hoy”, añadía.
Esta visión cambiaba, radicalmente, al conocerse la puntuación de Kevin Reynolds. Su reacción era explosiva. “No sabía qué hacer, si saltar, llorar o abrazar a Patrick”, afirmaba. Al igual que en Zágreb, hubo momentos muy emotivos con el resto del equipo, en especial con sus compañeros Sonia Lafuente, Sara Hurtado y Adriá Díaz, que llevaban unas camisetas con las banderas de España en las que se le leía “Vamos Javi”.
En la rueda de prensa posterior, Javi comentaba que se sentía “muy bien por haber podido dar a España, una nación gran grandes deportistas, esta medalla en patinaje, una disciplina con tan poca tradición” y que “era estupendo haberla logrado en Canadá, que es como su segundo hogar”. Y es que suele bromear con que se siente medio canadiense. “Trabajamos muy duro para lograr nuestros objetivos y decirle al resto de países que en España también se patina”, comentaba.