Madrid, 13 de diciembre de 2011 – Antes de comenzar la Final del Grand Prix, la gran mayoría de los periodistas especializados daban y dábamos el siguiente podium: Patrick Chan, Daisuke Takahasi y Javier Fernández. Únicamente los americanos pronosticaban un resultado diferente, pues adjudicaban el bronce a su patinador Jeremy Abbot. Aunque tras el corto parecía un resultado altamente improbable, el programa libre puso las cosas en su lugar. Y lo más importante es que, se hizo justicia, y Javier Fernández se ha colgado la primera medalla en la Final del Grand Prix de la historia del patinaje español y, de esta manera, abre su asalto al podium en el mundial de Niza.
Los grandes programas libres presentados por los patinadores japoneses, nos lo ponían complicado, pero Javi patinó un libre con pequeños fallos, pero con una grandísima dificultad para lograr 166.29 puntos, marca personal. Los dos primeros elementos, los dos cuádruples diferentes, fueron sencillamente estratosféricos. 4 metz GOE +1.71 y 4 salchow GOE +2. En unos segundos había logrado 24.51 puntos, sin palabras. Los nervios le hicieron sobregirar el 3 axel, pero el salto estaba ahí (GOE -1.29). Cuando sonaba la marcha de “Rigoletto”, realizaba una buena serie de pasos en círculo de nivel 3 (GOE +0.64) y una pirueta baja cambiada de nivel 4 (GOE +0.79). Tocaba resistir, pues los nipones llamaban a las puertas del podium.
Tras la parte más calmada diseñada por David Wilson para que nuestro campeón pudiera descansar, buscaba otro gran elemento: 3 axel + 3 metz, salto que de nuevo sobregiraba (GOE -0,71), pero su dificultad estaba presente y contaba. Sólo quedaba no fallar sus peores saltos, lutz y flip y sujetar los nervios para el salchow y el bucle. Solventaba la papeleta del triple lutz + doble metz (GOE +0.20) sin problemas, pero en el salchow se inclinó bastante hacia adelante, pero lo aguantaba como un jabato (GOE -0.60). La pena fue el triple flip, lograba el salto muy bien, pero lo buscaba combinar. Estaba muy girado de cadera con lo que no pudo cerrar el 2 metz bien y lo dejó a la mitad (GOE -1.60). De ahí ya no se podía fallar más y no lo hizo, clavó el último de los saltos, el triple bucle y todos respiramos.
Para el final era clave no despistarse y no perder niveles y por tanto puntos en las dos piruetas finales. En la combinada perdió uno, logró nivel 3 en vez de cuatro, pero la realizó bastante bien (GOE +0.43) y, tras la serie coreográfica de pasos (GOE +0.40) presentó una estupenda saltada de nivel 4 (+0.43). Fallitos pero un programa con una gran ambición y determinación. Brian Orser saltaba con los cuádruples y no era para menos, Javi se ha convertido en el maestro absoluto de este elemento.
Aunque algún juez intentó tirar la nota hacia abajo (muy probablemente la japonesa), los componentes fueron bastante buenos, del 7.96 en transiciones al 8.21 en habilidades de patinaje y coreografía.
En la posterior rueda de prensa aseguró que “no sentía la presión después del programa corto, ya que como siempre he intentado centrarme en mi propia actuación para hacerlo lo mejor posible. Esta Final es simplemente otra competición, pero la experiencia vivida aquí me ayudará a ganar confianza en mí. Puedo hacerlo mejor y puedo ganar si trabajo más duro”.
Su libre fue el cuarto de la noche, pues fue superado por el japonés Hanyu, pero la diferencia que el madrileño traía desde el corto le puso por delante. Aunque había nervios tras su actuación, pues se ubicaba por debajo de Takahasi, como era de esperar el americano Jeremy Abbot – segundo tras el corto - se iba al suelo dos veces y perdía toda opción. El bronce era para España. Al final y, como era previsble, ganaba Patrick Chan. De nuevo aupado a hombros por los jueces, que pena. Sólo falta que le pongan una escalera.
Pero nosotros a lo nuestro. De cara a las grandes citas de 2012, el Campeonato de Europa de Sheffield y el Mundial de Niza, Javi se presenta como el europeo más en forma y como un serio aspirante al podium mundialista. Un país con una decena de pistas de hielo, sin tradición, con pocos medios y con un escasísimo número de licencias deportivas está ofreciendo una enorme batalla a las grandes potencias. Si esto es un sueño, no nos queremos despertar nunca.